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¿Quién interviene en la firma de una hipoteca?

María G. Zornoza - 05/08/2024
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La compra de una vivienda es una de las decisiones económicas más importantes en la vida de una persona. Para llevarla a cabo, la mayoría de veces se necesita pedir financiación al banco. Una vez que la entidad bancaria revisa los requisitos y aprueba la petición, ¿qué tiene que tener en cuenta el titular de la hipoteca?, ¿quién interviene en el proceso de la firma?, ¿qué documentación se necesita? A continuación, te damos respuesta a todas estas preguntas.

El acta notarial, ¿qué es y para qué sirve?

Durante el proceso de firma de una hipoteca, el comprador debe acudir a dos citas con el notario. En la primera de ellas, lo hará para firmar el acta notarial, un documento en el que el notario da fe de que el futuro propietario ha entendido las claves del contrato de la hipoteca. En esta ocasión, el comprador acudirá solo y el notario se ocupará de que conozca las condiciones del contrato que va a firmar.

La firma de la escritura de la hipoteca

La segunda visita será en la que se firme la escritura de la hipoteca. Hay que tener en cuenta que, al firmar el contrato hipotecario, se está contratando un préstamo en el que la garantía es la vivienda. En la firma del contrato de la hipoteca estarán presentes:

  • El demandante del préstamo hipotecario.

  • La parte que presta el dinero.

  • El notario, que dará fe y autorizará la escritura, informando y explicando las deudas o las cláusulas del documento a las partes implicadas.

  • El gestor, que se hará cargo de preparar las cargas y del proceso a nivel administrativo antes y después de la firma.

  • El avalista, que es una figura opcional y que será el responsable del pago si el firmante incumple con las obligaciones establecidas en el contrato.

La escritura de la hipoteca debe contar con la información detallada del comprador, con las condiciones del contrato -como los plazos de devolución o las tasas de intereses aplicables- y con las responsabilidades de la entidad financiera. Además, debe estipular de forma meticulosa el estado y la descripción del inmueble, así como las posibles cargas que pueda acarrear.

A su vez, hay que firmar también el contrato de compraventa. En este caso, sí participa el vendedor, que está al margen del paso previo para respetar la privacidad y la confidencialidad del nuevo propietario. Todos los individuos deben asistir de forma presencial, aunque pueden estar representados a través de un poder notarial por otras personas.

Plazos y documentación clave en la firma de la hipoteca

El comprador tiene la potestad para elegir al notario que desee que esté presente en la firma del documento hipotecario y que le asistirá y servirá de guía. Por ejemplo, esta figura informa al comprador de cuáles son los gastos de contratar la hipoteca y quién se encarga de pagar cada uno de ellos, entre otras cosas.

Sobre los plazos, el calendario es variable. Una vez que el banco da el visto bueno al préstamo, este envía toda la documentación para formalizar una hipoteca y el notario y el comprador disponen de un plazo de 10 días, fijados por la Ley Hipotecaria, para revisarla, estudiar las cláusulas de la escritura y consultar cualquier duda.

Además del contrato hipotecario, el banco remite la Ficha Europea de Información Normalizada (FEIN), que contiene la información personalizada sobre la hipoteca. De este modo, el comprador podrá conocer con antelación todas las condiciones del préstamo, siendo un documento vinculante. 

La entidad financiera envía también la Ficha de Advertencias Estandarizadas (FiAE), que informa sobre las cláusulas más relevantes del préstamo hipotecario, incluyendo los potenciales riesgos que este conlleva y otros elementos como, por ejemplo, si existe algún coste por el vencimiento anticipado de la hipoteca o el reparto de los gastos de constitución de la hipoteca. Junto a estas fichas, el banco remite otros documentos como una simulación de las cuotas hipotecarias o las condiciones de las garantías de los seguros.

Una vez revisada esta información, tal y como se ha comentado, el cliente está obligado a acudir a la notaría en dos ocasiones. Acto seguido, se procederá a la firma de la hipoteca. De esta firma se obtendrán tres copias de la escritura: una para el solicitante del préstamo, otra para la entidad bancaria y otra se quedará en la notaría en la que se ha materializado el proceso y que será la encargada de proporcionar el documento en caso de extravío.

Si estás pensando en comprar una vivienda, puedes informarte sobre las hipotecas de Banco Sabadell e identificar la que puede encajar mejor con tu situación económica. Si lo deseas, también podrás realizar una simulación hipotecaria1.

1 El resultado de esta simulación será de carácter publicitario y orientativo basado en datos provisionales. Para elaborarla, nos basaremos en las condiciones actuales del mercado y en los datos que nos facilites a través de las próximas pantallas. Si deseas solicitar una hipoteca una vez veas el resultado de tu simulación, deberás contactar con nosotros para obtener más información y recibir tu oferta personalizada.

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Ahorro, inversión y jubilación   - 25/04/2025

5 errores que hay que evitar para disfrutar de la jubilación Banco Sabadell, Publicidad

Planificar la jubilación es clave para poder disfrutar en el futuro de un retiro profesional tranquilo y sin sobresaltos. Para evitar cometer errores que tengan un impacto económico en la jubilación es fundamental realizar una adecuada planificación financiera según los objetivos marcados. A continuación, vamos a analizar algunos de los errores más habituales que se deben evitar para disfrutar de una jubilación tranquila y satisfactoria.

¿Cuáles son los errores que conviene evitar para disfrutar de la jubilación?

Realizar una adecuada planificación de la jubilación es clave para garantizar la estabilidad financiera del futuro. Algunos errores comunes son no empezar a ahorrar a tiempo o no diversificar ingresos. Aquí algunos ejemplos: 

1. No planificar financieramente la jubilación

Los expertos recomiendan empezar a ahorrar y a invertir de manera constante lo antes posible, ya que de este modo se contará con un mayor margen de tiempo para favorecer el ahorro para la jubilación. Además, se suele recomendar diversificar las fuentes de ingreso, combinando el ahorro con otros productos con los que intentar obtener rentabilidad, como por ejemplo, los planes de pensiones.

No planificar financieramente la jubilación puede ocasionar una mayor dificultad para que una persona pueda mantener su nivel de vida una vez afronte el retiro profesional. Además, es posible que esto provoque que tenga que reducir algunos de sus gastos o que, en el peor de los gastos, tenga que desprenderse de parte de su patrimonio.

2. Comenzar a ahorrar tarde

Es frecuente que se empiece a ahorrar demasiado tarde pensando que la jubilación queda muy lejos. La experiencia dice que cuanto antes se comience, mayor será el colchón y menores las preocupaciones que nos persigan o puedan surgir en un retiro que, ante todo, debería ser calmado. Existen diferentes productos de ahorro diseñados de manera específica para planificar económicamente la jubilación.

Preparar económicamente la jubilación cuanto antes permite ahorrar poco a poco y con constancia, a través de aportaciones periódicas. Además, ofrece un mayor margen de tiempo para poder utilizar el ‘poder’ del interés compuesto, es decir, de generar intereses a través de la inversión de las plusvalías que se generen. Finalmente, también aporta al ahorrador un mayor margen para diversificar en diferentes productos de inversión, como depósitos o fondos de inversión.

3. No tener en cuenta la inflación

La inflación puede erosionar el poder adquisitivo de los ahorros, sobre todo en el largo plazo, por lo que no considerar la tasa de inflación al planificar la jubilación puede hacer que, en el futuro, el dinero ahorrado haya perdido valor si no se ha hecho nada con él. Existen productos financieros que suelen replicar mejor a largo plazo el comportamiento de la inflación, como los fondos de inversión, así como la propia inversión en acciones.

Tradicionalmente, los precios en el sector inmobiliario también han sabido recoger el aumento de la inflación con el paso del tiempo, por lo que puede ser una buena decisión invertir en la compra de una vivienda y financiarla a través de una hipoteca pensando en complementar económicamente la jubilación el día de mañana.

4. No pensar en las distintas etapas de la vida para adaptar el plan de ahorro

La capacidad de ahorro de una persona cambia a lo largo de su vida en virtud de cómo evolucionan sus ingresos y, también, sus gastos. Por ello, es oportuno que las perspectivas de ahorro de cara a la jubilación se adapten a cada situación personal, sin perder de vista los objetivos económicos marcados para el largo plazo.

Por regla general, una vez se entra en el mundo laboral las personas afrontan diferentes etapas desde el punto de vista financiero:

  • Inicial hasta los 30 a 35 años. Los ingresos suelen ser bajos, aunque a medida que el salario crece estos aumentan. Por el contrario, los gastos también se estabilizan ya que la persona acaba de emanciparse y habitualmente vive sola.
  • Desde los 35 hasta los 55 años. Es una etapa clave ya que es frecuente que sea el momento de decidir la adquisición de una vivienda y formar una familia. La mayor parte de los gastos se destinarán tanto a cubrir las necesidades de la economía doméstica como a abonar las cuotas del préstamo hipotecario.
  • Desde los 55 años hasta la jubilación. Es la etapa de la consolidación profesional. Los ingresos se han estabilizado y el volumen de gastos se reduce, en ocasiones, sensiblemente, debido a que los hijos se emancipan. Es probable que se incremente el nivel de ahorro de manera relevante, teniendo presente que el retiro profesional está cercano.

5. No contar con los gastos de salud

A medida que se envejece, los gastos relacionados con la salud tienden a aumentar. Sin embargo, existen personas que los subestiman, es decir, que no tienen en cuenta el coste de los tratamientos médicos, los medicamentos o de la posible necesidad de asistencia o cuidado a largo plazo. Todos ellos pueden suponer un gasto significativo que no sea posible cubrir con el ingreso de la pensión de jubilación.

Además, es importante considerar tener un seguro de salud adecuado y, si es posible, contar con un fondo especial para gastos médicos. También puede ser una buena idea llevar un estilo de vida saludable, hacer chequeos regulares y mantenerse activo físicamente. Dejar estos aspectos al azar puede generar una gran incertidumbre y estrés durante la jubilación.

Fotografía de Vlad Sargu en Unsplash


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