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Cómo saber el valor catastral de un inmueble paso a paso

Banco Sabadell, Publicidad - 10/01/2025
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El valor catastral de una vivienda es importante si, por ejemplo, se quiere concretar la compraventa de una vivienda, ya que servirá como base para conocer el coste que tendrán algunos de los impuestos que habrá que abonar. Además, para conocer todos los costes que tiene pedir una hipoteca para comprar una vivienda, es de gran utilidad el simulador de hipotecas de Banco Sabadell. A continuación, explicamos cómo saber el valor catastral de una vivienda y para qué puede ser útil conocer este dato.

¿Qué es el valor catastral de una vivienda?

El valor catastral de una vivienda es el valor monetario que la Administración le asigna según el análisis de diferentes parámetros, como la localización del inmueble, el valor y el uso del suelo en el que fue edificado, la calidad de la construcción, su antigüedad o su superficie. Este valor se actualiza cada año. Todos los valores catastrales de las viviendas y, en general, de los bienes inmuebles (sean urbanos, rústicos o de categoría especial) se archivan en el Catastro Inmobiliario, organismo que depende del Ministerio de Hacienda.

La referencia catastral de un inmueble es una secuencia de 20 caracteres entre números y letras que es única para cada inmueble que está registrado. 

Cómo usar el valor catastral para planificar tus impuestos e hipotecas

Entre los principales usos del valor catastral cabe destacar:

  • Determinar la capacidad económica del propietario de la vivienda, algo clave a la hora de solicitar una hipoteca. En este punto, evaluar qué vivienda se ajusta a su salario ayudará a evitar compromisos excesivos y mantener un equilibrio económico.
  • Ser la base para el cálculo del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), que es gestionado directamente por los Ayuntamientos.
  • Servir de cálculo en el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP) en las operaciones de compraventa de una vivienda de segunda mano.
  • Fijar la cuantía del Impuesto sobre el Incremento del Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana (el IIVTNU, más conocido como plusvalía municipal), que es también competencia de los Ayuntamientos.
  • Computar en la declaración de la Renta los rendimientos que generan las segundas residencias a efectos del pago del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). La vivienda habitual no se considera que genere un beneficio económico a su propietario pero para el resto de inmuebles que posea el valor catastral se utiliza para establecer una imputación de rentas inmobiliarias.

Es posible consultar el valor catastral de una vivienda en:

  • El recibo del IBI.
  • La declaración de la Renta.
  • La sede electrónica del Catastro Inmobiliario.
  • La gerencia territorial del Catastro Inmobiliario en la provincia en la que se ubica la vivienda.

Aunque sólo el propietario de una vivienda puede acceder a su valor catastral a través de la sede electrónica del Catastro Inmobiliario, cualquier persona interesada puede consultar determinada información sobre un inmueble concreto, como el tipo de uso que tiene, su superficie construida, una representación gráfica de su planta o su referencia catastral.

¿Qué se tiene en cuenta al calcular el valor catastral de un inmueble?

  • Tamaño y altura.
  • Calidad y materiales de construcción. Se incluye en esta partida desde el coste original de construcción de la vivienda (incluyendo una valoración de todos los materiales utilizados para la edificación del inmueble) hasta, si los hubiera habido, los gastos de promoción para su venta. 
  • Localización exacta del inmueble.
  • Cercanía a infraestructuras y servicios.
  • Superficie y distribución de la vivienda.
  • Valor del suelo.
  • Estado de conservación.
  • Equipamiento adicional, como aire acondicionado, calefacción, domótica, etc.
  • Nivel de eficiencia energética.
  • Valor de mercado actual de la vivienda.

Por regla general, el valor catastral de una vivienda no puede superar el valor de mercado. Esto significa que, si por ejemplo, se efectúa una tasación del inmueble para suscribir una hipoteca, el valor de la tasación de la vivienda tendrá que estar siempre por encima del valor catastral que tiene. Es decir, que el valor de mercado de una vivienda siempre es diferente y mayor en relación al valor que aparece registrado en el Catastro Inmobiliario. 

El valor catastral se calcula a nivel municipal, lo que significa que cada Ayuntamiento establece sus propios criterios dando un peso diferente a los elementos citados arriba. Por ello, no existe una calculadora catastral que permita conocer el valor catastral de cada inmueble que existe en España.

¿Por qué el valor catastral es tan bajo en comparación al valor de mercado?

Aunque el valor catastral de un inmueble siempre debe ser menor que el valor de mercado no existe un límite porcentual de separación entre ambos, ni por arriba ni por abajo. Sin embargo, en los últimos años el aumento en la demanda de viviendas en algunas localizaciones ha contribuido a empujar hacia arriba los precios de compraventa, lo que ha provocado que la diferencia entre el valor catastral y el valor de mercado de muchos inmuebles haya crecido.

En principio, al propietario de un inmueble le interesa que el valor catastral se mantenga estable ya que, de este modo, podrá hacerse una idea más aproximada de la cuantía de los impuestos que tendrá que pagar. De todos modos, aunque habitualmente en menor proporción, el valor catastral de una vivienda varía cada año, de acuerdo a cómo estiman los expertos designados del Ayuntamiento que han cambiado los factores que influyen para determinarlo.

Conocer el valor del catastro de una vivienda es útil para que el propietario pueda prever mejor el coste de los impuestos que tendrá que abonar, principalmente el IBI, y, de este modo, pueda planificar mejor sus finanzas. Lo más oportuno es consultar con un gestor del banco que pueda solventar cualquier duda que pueda existir.

Fotografía de Freepik
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Ahorro, inversión y jubilación   - 25/04/2025

5 errores que hay que evitar para disfrutar de la jubilación Banco Sabadell, Publicidad

Planificar la jubilación es clave para poder disfrutar en el futuro de un retiro profesional tranquilo y sin sobresaltos. Para evitar cometer errores que tengan un impacto económico en la jubilación es fundamental realizar una adecuada planificación financiera según los objetivos marcados. A continuación, vamos a analizar algunos de los errores más habituales que se deben evitar para disfrutar de una jubilación tranquila y satisfactoria.

¿Cuáles son los errores que conviene evitar para disfrutar de la jubilación?

Realizar una adecuada planificación de la jubilación es clave para garantizar la estabilidad financiera del futuro. Algunos errores comunes son no empezar a ahorrar a tiempo o no diversificar ingresos. Aquí algunos ejemplos: 

1. No planificar financieramente la jubilación

Los expertos recomiendan empezar a ahorrar y a invertir de manera constante lo antes posible, ya que de este modo se contará con un mayor margen de tiempo para favorecer el ahorro para la jubilación. Además, se suele recomendar diversificar las fuentes de ingreso, combinando el ahorro con otros productos con los que intentar obtener rentabilidad, como por ejemplo, los planes de pensiones.

No planificar financieramente la jubilación puede ocasionar una mayor dificultad para que una persona pueda mantener su nivel de vida una vez afronte el retiro profesional. Además, es posible que esto provoque que tenga que reducir algunos de sus gastos o que, en el peor de los gastos, tenga que desprenderse de parte de su patrimonio.

2. Comenzar a ahorrar tarde

Es frecuente que se empiece a ahorrar demasiado tarde pensando que la jubilación queda muy lejos. La experiencia dice que cuanto antes se comience, mayor será el colchón y menores las preocupaciones que nos persigan o puedan surgir en un retiro que, ante todo, debería ser calmado. Existen diferentes productos de ahorro diseñados de manera específica para planificar económicamente la jubilación.

Preparar económicamente la jubilación cuanto antes permite ahorrar poco a poco y con constancia, a través de aportaciones periódicas. Además, ofrece un mayor margen de tiempo para poder utilizar el ‘poder’ del interés compuesto, es decir, de generar intereses a través de la inversión de las plusvalías que se generen. Finalmente, también aporta al ahorrador un mayor margen para diversificar en diferentes productos de inversión, como depósitos o fondos de inversión.

3. No tener en cuenta la inflación

La inflación puede erosionar el poder adquisitivo de los ahorros, sobre todo en el largo plazo, por lo que no considerar la tasa de inflación al planificar la jubilación puede hacer que, en el futuro, el dinero ahorrado haya perdido valor si no se ha hecho nada con él. Existen productos financieros que suelen replicar mejor a largo plazo el comportamiento de la inflación, como los fondos de inversión, así como la propia inversión en acciones.

Tradicionalmente, los precios en el sector inmobiliario también han sabido recoger el aumento de la inflación con el paso del tiempo, por lo que puede ser una buena decisión invertir en la compra de una vivienda y financiarla a través de una hipoteca pensando en complementar económicamente la jubilación el día de mañana.

4. No pensar en las distintas etapas de la vida para adaptar el plan de ahorro

La capacidad de ahorro de una persona cambia a lo largo de su vida en virtud de cómo evolucionan sus ingresos y, también, sus gastos. Por ello, es oportuno que las perspectivas de ahorro de cara a la jubilación se adapten a cada situación personal, sin perder de vista los objetivos económicos marcados para el largo plazo.

Por regla general, una vez se entra en el mundo laboral las personas afrontan diferentes etapas desde el punto de vista financiero:

  • Inicial hasta los 30 a 35 años. Los ingresos suelen ser bajos, aunque a medida que el salario crece estos aumentan. Por el contrario, los gastos también se estabilizan ya que la persona acaba de emanciparse y habitualmente vive sola.
  • Desde los 35 hasta los 55 años. Es una etapa clave ya que es frecuente que sea el momento de decidir la adquisición de una vivienda y formar una familia. La mayor parte de los gastos se destinarán tanto a cubrir las necesidades de la economía doméstica como a abonar las cuotas del préstamo hipotecario.
  • Desde los 55 años hasta la jubilación. Es la etapa de la consolidación profesional. Los ingresos se han estabilizado y el volumen de gastos se reduce, en ocasiones, sensiblemente, debido a que los hijos se emancipan. Es probable que se incremente el nivel de ahorro de manera relevante, teniendo presente que el retiro profesional está cercano.

5. No contar con los gastos de salud

A medida que se envejece, los gastos relacionados con la salud tienden a aumentar. Sin embargo, existen personas que los subestiman, es decir, que no tienen en cuenta el coste de los tratamientos médicos, los medicamentos o de la posible necesidad de asistencia o cuidado a largo plazo. Todos ellos pueden suponer un gasto significativo que no sea posible cubrir con el ingreso de la pensión de jubilación.

Además, es importante considerar tener un seguro de salud adecuado y, si es posible, contar con un fondo especial para gastos médicos. También puede ser una buena idea llevar un estilo de vida saludable, hacer chequeos regulares y mantenerse activo físicamente. Dejar estos aspectos al azar puede generar una gran incertidumbre y estrés durante la jubilación.

Fotografía de Vlad Sargu en Unsplash


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