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¿Qué es el certificado energético de la vivienda y cómo conseguirlo?

Carlos S. Ponz - 13/08/2024
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El certificado energético acredita el nivel de eficiencia en el consumo energético en una vivienda y es obligatorio para poder venderla o alquilarla.

Cuando alguien busca una vivienda para alquilar o para comprar tiene derecho a pedir al propietario el certificado de eficiencia energética. Se trata de un documento oficial que recoge de manera desglosada todas lasespecificaciones técnicas de una vivienda. A continuación, vamos a explicarte en detalle qué información recoge el certificado energético y cómo es posible conseguirlo.

Qué es el certificado energético de una vivienda

El certificado energético de una vivienda es obligatorio en España. En él se refleja la demanda energética que tiene la casa en condiciones de ocupación, para lo que tiene en cuenta, entre otros, el sistema de iluminación y de ventilación, el agua caliente o la calefacción. Para cualquier futuro propietario o inquilino de un inmueble ofrece una información esencial, ya que realiza una estimación aproximada del coste que tiene el suministro de servicios como la electricidad, el gas o el agua.

En virtud de toda la información que recoge el certificado energético se otorga a la vivienda una etiqueta energética, cuya escala va desde el nivel A de color verde oscuro (para aquellas que tienen un nivel de eficiencia energética mayor), hasta el G de color rojo (las menos eficientes).

El certificado energético, aunque comenzó a utilizarse en Europa en 2022, se convirtió desde 2013 (Real Decreto 235/2013 de 5 de abril) en obligatorio para toda vivienda que se ponga a la venta o se alquile. Posteriormente, en 2021 (Real Decreto 390/2021 del 1 de junio) se reguló el procedimiento para la certificación de la eficiencia energética de los edificios, derogando algunos apartados del texto legal de 2013.

¿Cómo obtener el certificado energético de la vivienda?

Para obtener el certificado energético de una vivienda su propietario debe contactar con un certificador autorizado, que se puede localizar en el listado que proporciona la comunidad autónoma en la que se ubique el inmueble a través de su página web o en el Colegio Profesional de Arquitectos y Aparejadores de su provincia.

Al certificador autorizado se le deberá solicitar un presupuesto, teniendo en cuenta que, al no tratarse de un servicio regulado, cada empresa podrá cobrar una tarifa diferente. Un experto acudirá a la vivienda para evaluarla y reunir la información básica necesaria para hacerse una idea del consumo que tiene. Entre otros datos, estudiará la orientación de la casa, la localización del aire acondicionado, el sellado de puertas y ventanas o el estado de las cañerías y los conductos de ventilación.

Más adelante, el propietario recibirá las conclusiones de esta auditoría energética por medio de un informe, en el que se detallarán los cálculos sobre la eficiencia energética, se realizarán algunas recomendaciones de mejora y se otorgará la letra de eficiencia energética. Con este documento, se podrá emitir el certificado de eficiencia energética en el organismo competente de la comunidad autónoma. Este informe tiene una validez de diez años.

¿Puedo comprar una vivienda sin certificado energético?

Desde la entrada en vigor del Real Decreto 235/2013 de 5 de abril es obligatorio el certificado energético para poder vender o alquilar una vivienda. De hecho, no se puede escriturar la vivienda sin el certificado energético, ya que si no se aporta este documento el notario rechazará la operación por lo que no se podrá firmar la compraventa. La ley exige incluso que para poder poner cualquier anuncio de venta de un inmueble en un portal inmobiliario se informe sobre su calificación energética.

Es decir, que para poder comprar una vivienda en España es obligatorio que ésta cuente con certificado energético. Una vez se disponga de este documento podrá completarse la operación entre comprador y vendedor por los cauces habituales, incluyendo la solicitud de financiación a través de un préstamo hipotecario.

¿Cuánto cuesta el certificado energético de una vivienda?

No existen tarifas oficiales del precio de la elaboración de un certificado energético de la vivienda por parte de un certificador autorizado. Esto quiere decir que cada uno de ellos puede tener las tarifas que desee, por lo que es recomendable que el propietario de la vivienda solicite información a varios de estos expertos antes de decantarse por uno. De acuerdo con un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el precio medio en España del certificado energético de un piso de 100 m² puede variar entre los 85 euros y los 169 euros, situando la media en 117 euros.

Sólo existen tarifas oficiales por la emisión del certificado energético, que van desde los 184,34 euros para las viviendas hasta 80 metros cuadrados, hasta los 3.233,40 euros para aquellos inmuebles que superen los 10.000 metros cuadrados.

¿Existen viviendas exentas de disponer de certificado energético?

Existen dos tipos de viviendas que están exentas de obtener el certificado energético:

  • Aquellas que constituyan un edificio independiente, es decir, que no esté en contacto con otros edificios y cuya superficie útil total sea inferior a 50 m².
  • Aquellas que constituyan un edificio completo, por ejemplo, una vivienda unifamiliar o un edificio de viviendas, y que se compre para su demolición. En este caso, una vez se construya un nuevo edificio será obligatorio emitir el certificado energético.

¿Por qué es importante el certificado energético para tu vivienda?

Además de para identificar posibles mejoras a aplicar y favorecer la sostenibilidad del planeta, el certificado energético tiene otra serie de utilidades a tener en cuenta:

  • Valor de mercado de la vivienda. Una buena calificación de la eficiencia energética de una vivienda incrementa su valor de mercado, ya que el coste de suministros como la electricidad, el gas o el agua serán menores que en el caso de otros inmuebles.
  • Acceso a ayudas y subvenciones. El certificado energético es indispensable para particulares y empresas de cara a solicitar ayudas como, por ejemplo, la rehabilitación energética de edificios y viviendas. 
  • Deducciones en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Realizar obras en una vivienda o en un edificio para mejorar la eficiencia energética da acceso a ciertas deducciones en la cuota estatal del IRPF, en concreto:
    • Deducción del 20% por obras que contribuyan a la mejora de la eficiencia energética de la vivienda habitual o arrendada para su uso como vivienda. La base máxima de deducción es de 5.000 euros anuales. Las obras realizadas deben contribuir a una reducción de al menos un 7% en la demanda de calefacción y refrigeración.
    • Deducción del 40% para obras que contribuyan a una reducción de, al menos, un 30% del consumo de energía primaria no renovable. La base máxima es de 7.500 euros anuales.
    • Deducción del 60% para obras de rehabilitación que mejoren la eficiencia energética en edificios de uso predominante residencial, que conlleve una reducción de consumo de energía primaria de, al menos, un 30% o que conlleve la obtención de clase energética A o B para el edificio. Su base máxima es de hasta 5.000 euros anuales o 15.000 euros en el periodo 2021-2025. En este caso, cada propietario se deduce la parte proporcional del coste de la obra que le toque por su coeficiente. ¿Conoces el Préstamo Sostenible Comunidad de Propietarios de Banco Sabadell?
  • Bonificación en el tipo de interés de la hipoteca. Algunos bancos ofrecen hipotecas para la compra de vivienda con calificación energética A o B a mejores condiciones. 
  • Bonificación en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI). Algunos ayuntamientos premian a propietarios de viviendas con una mejor calificación energética reduciendo su cuota del IBI. Esta información puede consultarse en la página web de cada uno de ellos.
Fotografía de Freepik
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5 errores que hay que evitar para disfrutar de la jubilación Banco Sabadell, Publicidad

Planificar la jubilación es clave para poder disfrutar en el futuro de un retiro profesional tranquilo y sin sobresaltos. Para evitar cometer errores que tengan un impacto económico en la jubilación es fundamental realizar una adecuada planificación financiera según los objetivos marcados. A continuación, vamos a analizar algunos de los errores más habituales que se deben evitar para disfrutar de una jubilación tranquila y satisfactoria.

¿Cuáles son los errores que conviene evitar para disfrutar de la jubilación?

Realizar una adecuada planificación de la jubilación es clave para garantizar la estabilidad financiera del futuro. Algunos errores comunes son no empezar a ahorrar a tiempo o no diversificar ingresos. Aquí algunos ejemplos: 

1. No planificar financieramente la jubilación

Los expertos recomiendan empezar a ahorrar y a invertir de manera constante lo antes posible, ya que de este modo se contará con un mayor margen de tiempo para favorecer el ahorro para la jubilación. Además, se suele recomendar diversificar las fuentes de ingreso, combinando el ahorro con otros productos con los que intentar obtener rentabilidad, como por ejemplo, los planes de pensiones.

No planificar financieramente la jubilación puede ocasionar una mayor dificultad para que una persona pueda mantener su nivel de vida una vez afronte el retiro profesional. Además, es posible que esto provoque que tenga que reducir algunos de sus gastos o que, en el peor de los gastos, tenga que desprenderse de parte de su patrimonio.

2. Comenzar a ahorrar tarde

Es frecuente que se empiece a ahorrar demasiado tarde pensando que la jubilación queda muy lejos. La experiencia dice que cuanto antes se comience, mayor será el colchón y menores las preocupaciones que nos persigan o puedan surgir en un retiro que, ante todo, debería ser calmado. Existen diferentes productos de ahorro diseñados de manera específica para planificar económicamente la jubilación.

Preparar económicamente la jubilación cuanto antes permite ahorrar poco a poco y con constancia, a través de aportaciones periódicas. Además, ofrece un mayor margen de tiempo para poder utilizar el ‘poder’ del interés compuesto, es decir, de generar intereses a través de la inversión de las plusvalías que se generen. Finalmente, también aporta al ahorrador un mayor margen para diversificar en diferentes productos de inversión, como depósitos o fondos de inversión.

3. No tener en cuenta la inflación

La inflación puede erosionar el poder adquisitivo de los ahorros, sobre todo en el largo plazo, por lo que no considerar la tasa de inflación al planificar la jubilación puede hacer que, en el futuro, el dinero ahorrado haya perdido valor si no se ha hecho nada con él. Existen productos financieros que suelen replicar mejor a largo plazo el comportamiento de la inflación, como los fondos de inversión, así como la propia inversión en acciones.

Tradicionalmente, los precios en el sector inmobiliario también han sabido recoger el aumento de la inflación con el paso del tiempo, por lo que puede ser una buena decisión invertir en la compra de una vivienda y financiarla a través de una hipoteca pensando en complementar económicamente la jubilación el día de mañana.

4. No pensar en las distintas etapas de la vida para adaptar el plan de ahorro

La capacidad de ahorro de una persona cambia a lo largo de su vida en virtud de cómo evolucionan sus ingresos y, también, sus gastos. Por ello, es oportuno que las perspectivas de ahorro de cara a la jubilación se adapten a cada situación personal, sin perder de vista los objetivos económicos marcados para el largo plazo.

Por regla general, una vez se entra en el mundo laboral las personas afrontan diferentes etapas desde el punto de vista financiero:

  • Inicial hasta los 30 a 35 años. Los ingresos suelen ser bajos, aunque a medida que el salario crece estos aumentan. Por el contrario, los gastos también se estabilizan ya que la persona acaba de emanciparse y habitualmente vive sola.
  • Desde los 35 hasta los 55 años. Es una etapa clave ya que es frecuente que sea el momento de decidir la adquisición de una vivienda y formar una familia. La mayor parte de los gastos se destinarán tanto a cubrir las necesidades de la economía doméstica como a abonar las cuotas del préstamo hipotecario.
  • Desde los 55 años hasta la jubilación. Es la etapa de la consolidación profesional. Los ingresos se han estabilizado y el volumen de gastos se reduce, en ocasiones, sensiblemente, debido a que los hijos se emancipan. Es probable que se incremente el nivel de ahorro de manera relevante, teniendo presente que el retiro profesional está cercano.

5. No contar con los gastos de salud

A medida que se envejece, los gastos relacionados con la salud tienden a aumentar. Sin embargo, existen personas que los subestiman, es decir, que no tienen en cuenta el coste de los tratamientos médicos, los medicamentos o de la posible necesidad de asistencia o cuidado a largo plazo. Todos ellos pueden suponer un gasto significativo que no sea posible cubrir con el ingreso de la pensión de jubilación.

Además, es importante considerar tener un seguro de salud adecuado y, si es posible, contar con un fondo especial para gastos médicos. También puede ser una buena idea llevar un estilo de vida saludable, hacer chequeos regulares y mantenerse activo físicamente. Dejar estos aspectos al azar puede generar una gran incertidumbre y estrés durante la jubilación.

Fotografía de Vlad Sargu en Unsplash


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