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Cuentas y tarjetas

Cheques bancarios: ¿qué son y qué tipos existen?

Banco Sabadell, Publicidad - 24/02/2025
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Un cheque bancario es un documento financiero que se utiliza como orden de pago que se da al banco para que se pueda abonar cierta cantidad de dinero a un tercero, llamado beneficiario. Emitir un cheque ofrece ventajas tanto para el emisor como para el beneficiario. Pueden establecerse diferentes tipos de cheques bancarios según diferentes factores como su forma de cobro, a quiénes van dirigidos o de acuerdo al uso que van a tener. A continuación, analizamos qué es un cheque y qué clases existen.

¿Qué es un cheque?

Un cheque es un documento que un emisor extiende a un beneficiario en el que indica la cantidad de dinero que debe retirarse de la cuenta bancaria del primero en favor del beneficiario. Según la Ley 19/1985 de 16 de julio, Cambiaria y del Cheque, un cheque debe hacerse efectivo justo en el momento en el que se presenta y, sin restricción alguna, si se intenta cobrar dentro de los plazos previstos.

Los cheques ofrecen ventajas para el tomador y para el beneficiario. Al tomador le otorga la posibilidad de abonar el dinero sin tener por qué contar con efectivo en ese momento, ya que es posible diferir la emisión del cheque hasta que estime que va a tener fondos suficientes. En el caso del beneficiario, la principal ventaja es que le da la seguridad de que al cobrarlo recibirá el dinero físico que aparece recogido en el documento.

Para que un cheque sea considerado legal en España debe contener:

  • Fecha de emisión.
  • Denominación específica como cheque.
  • Mandato de pagar una cantidad de dinero.
  • Datos de la entidad bancaria, código cuenta cliente e IBAN (International Bank Account Number).
  • Importe económico expresado en números y letras.
  • Beneficiario para el que se emite el cheque o, en su defecto, la denominación ‘al portador’.
  • Lugar de emisión.
  • Serie, tipo y número del cheque.
  • Firma del emisor.

Los cheques pueden clasificarse según su destinatario, en virtud de la forma de cobro que tengan o de acuerdo a su emisor y su uso.

Tipos de cheques según su destinatario

Es posible clasificar los cheques según su destinatario en:

Cheque nominativo

Es aquel cheque que solo puede ser cobrado por aquella persona cuyo nombre aparece reflejado en él. Los cheques nominativos pueden incluir cláusula “a la orden”, que permite expresamente su endoso o traspaso a otra persona, o la cláusula “no a la orden” que impide su transmisión mediante endoso.

Cheque al portador

Pueden cobrarlo todas personas que físicamente tengan el cheque.

Tipos de cheques según su forma de cobro

De acuerdo a la forma de cobro que tengan los cheques pueden clasificarse en:

Cheque en efectivo

Sólo es posible cobrar un cheque en efectivo si en el documento no especifica ‘Ingresar en cuenta’. Es posible cobrar un cheque en efectivo en una sucursal del banco o en un cajero automático. Siempre es necesario identificarse si se pretende cobrar un cheque en efectivo por importe igual o superior a 1.000 euros o si, siendo inferior, el banco considera que hay indicios de posible blanqueo de capitales.

Cheque para abonar en cuenta

Es aquel cheque en el que está especificado de manera expresa que se debe abonar en cuenta.

Cheque cruzado

Solo permite su cobro por medio de un banco. Cruzar un cheque consiste en dibujar dos barras paralelas en la primera cara. En el caso de que una persona sea cliente del banco que debe pagarlo, es posible cobrarlo en efectivo.

Cheque conformado

En un cheque conformado, el banco asegura previamente a quien lo va a cobrar que la persona que lo ha expedido tiene fondos suficientes para que se complete la operación. A este fin, el banco retiene la cantidad recogida en el cheque junto a la comisión que corresponda.

Tipos de cheques según su emisión y uso

Según su emisión y uso, los cheques también pueden clasificarse en:

Cheque en blanco

En un cheque en blanco el emisor ha dejado algunos datos sin completar, permitiendo al destinatario rellenarlos posteriormente. Este tipo de práctica puede conllevar algunos riesgos para el emisor, por lo que sólo es aconsejable emitir un cheque en blanco a alguien de confianza.

Cheque endosado

Es un cheque nominativo que se entrega a otra persona a través de un endoso, en el que el beneficiario, cuyo nombre está por escrito en el cheque, escribe en el mismo documento el nombre del nuevo beneficiario y lo firma.

¿Es importante tener una cuenta para gestionar los cheques?

Aunque no es necesario tener una cuenta bancaria para cobrar algunos tipos de cheques, contar con una facilita tanto su cobro como la gestión de las finanzas de una persona. 

Además, es importante tener presente que el plazo para el cobro de un cheque emitido en España es de 15 días desde su fecha de emisión. Ingresar un cheque en una cuenta bancaria online agiliza su cobro y, tanto para computar un ingreso como la emisión de un cheque, hay que acceder a la cuenta a través del servicio de banca digital y pinchar en la opción de Cuentas y Cheques. Averigua cómo ingresar un cheque en una cuenta bancaria o a través del cajero automático.

Fotografía de Freepik
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Ahorro, inversión y jubilación   - Fri Apr 25 13:02:27 CEST 2025

5 errores que hay que evitar para disfrutar de la jubilación Banco Sabadell, Publicidad

Planificar la jubilación es clave para poder disfrutar en el futuro de un retiro profesional tranquilo y sin sobresaltos. Para evitar cometer errores que tengan un impacto económico en la jubilación es fundamental realizar una adecuada planificación financiera según los objetivos marcados. A continuación, vamos a analizar algunos de los errores más habituales que se deben evitar para disfrutar de una jubilación tranquila y satisfactoria.

¿Cuáles son los errores que conviene evitar para disfrutar de la jubilación?

Realizar una adecuada planificación de la jubilación es clave para garantizar la estabilidad financiera del futuro. Algunos errores comunes son no empezar a ahorrar a tiempo o no diversificar ingresos. Aquí algunos ejemplos: 

1. No planificar financieramente la jubilación

Los expertos recomiendan empezar a ahorrar y a invertir de manera constante lo antes posible, ya que de este modo se contará con un mayor margen de tiempo para favorecer el ahorro para la jubilación. Además, se suele recomendar diversificar las fuentes de ingreso, combinando el ahorro con otros productos con los que intentar obtener rentabilidad, como por ejemplo, los planes de pensiones.

No planificar financieramente la jubilación puede ocasionar una mayor dificultad para que una persona pueda mantener su nivel de vida una vez afronte el retiro profesional. Además, es posible que esto provoque que tenga que reducir algunos de sus gastos o que, en el peor de los gastos, tenga que desprenderse de parte de su patrimonio.

2. Comenzar a ahorrar tarde

Es frecuente que se empiece a ahorrar demasiado tarde pensando que la jubilación queda muy lejos. La experiencia dice que cuanto antes se comience, mayor será el colchón y menores las preocupaciones que nos persigan o puedan surgir en un retiro que, ante todo, debería ser calmado. Existen diferentes productos de ahorro diseñados de manera específica para planificar económicamente la jubilación.

Preparar económicamente la jubilación cuanto antes permite ahorrar poco a poco y con constancia, a través de aportaciones periódicas. Además, ofrece un mayor margen de tiempo para poder utilizar el ‘poder’ del interés compuesto, es decir, de generar intereses a través de la inversión de las plusvalías que se generen. Finalmente, también aporta al ahorrador un mayor margen para diversificar en diferentes productos de inversión, como depósitos o fondos de inversión.

3. No tener en cuenta la inflación

La inflación puede erosionar el poder adquisitivo de los ahorros, sobre todo en el largo plazo, por lo que no considerar la tasa de inflación al planificar la jubilación puede hacer que, en el futuro, el dinero ahorrado haya perdido valor si no se ha hecho nada con él. Existen productos financieros que suelen replicar mejor a largo plazo el comportamiento de la inflación, como los fondos de inversión, así como la propia inversión en acciones.

Tradicionalmente, los precios en el sector inmobiliario también han sabido recoger el aumento de la inflación con el paso del tiempo, por lo que puede ser una buena decisión invertir en la compra de una vivienda y financiarla a través de una hipoteca pensando en complementar económicamente la jubilación el día de mañana.

4. No pensar en las distintas etapas de la vida para adaptar el plan de ahorro

La capacidad de ahorro de una persona cambia a lo largo de su vida en virtud de cómo evolucionan sus ingresos y, también, sus gastos. Por ello, es oportuno que las perspectivas de ahorro de cara a la jubilación se adapten a cada situación personal, sin perder de vista los objetivos económicos marcados para el largo plazo.

Por regla general, una vez se entra en el mundo laboral las personas afrontan diferentes etapas desde el punto de vista financiero:

  • Inicial hasta los 30 a 35 años. Los ingresos suelen ser bajos, aunque a medida que el salario crece estos aumentan. Por el contrario, los gastos también se estabilizan ya que la persona acaba de emanciparse y habitualmente vive sola.
  • Desde los 35 hasta los 55 años. Es una etapa clave ya que es frecuente que sea el momento de decidir la adquisición de una vivienda y formar una familia. La mayor parte de los gastos se destinarán tanto a cubrir las necesidades de la economía doméstica como a abonar las cuotas del préstamo hipotecario.
  • Desde los 55 años hasta la jubilación. Es la etapa de la consolidación profesional. Los ingresos se han estabilizado y el volumen de gastos se reduce, en ocasiones, sensiblemente, debido a que los hijos se emancipan. Es probable que se incremente el nivel de ahorro de manera relevante, teniendo presente que el retiro profesional está cercano.

5. No contar con los gastos de salud

A medida que se envejece, los gastos relacionados con la salud tienden a aumentar. Sin embargo, existen personas que los subestiman, es decir, que no tienen en cuenta el coste de los tratamientos médicos, los medicamentos o de la posible necesidad de asistencia o cuidado a largo plazo. Todos ellos pueden suponer un gasto significativo que no sea posible cubrir con el ingreso de la pensión de jubilación.

Además, es importante considerar tener un seguro de salud adecuado y, si es posible, contar con un fondo especial para gastos médicos. También puede ser una buena idea llevar un estilo de vida saludable, hacer chequeos regulares y mantenerse activo físicamente. Dejar estos aspectos al azar puede generar una gran incertidumbre y estrés durante la jubilación.

Fotografía de Vlad Sargu en Unsplash


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