El terminal de punto de venta (TPV) es el método de pago más popular entre los comercios, gracias a la sencillez con la que se gestionan las ventas a los clientes. El uso de un TPV permite agilizar cualquier transacción comercial y ofrece una gran rapidez a la hora de atender a los clientes en caja. Además de estas ventajas, desde un punto de vista operativo, el TPV también permite reducir el tiempo que se dedica a ciertas tareas administrativas, favoreciendo que se pueda dedicar más atención a otros cometidos que pueden generar un mayor valor añadido a la gestión del negocio.
Desde un punto de vista operativo, un TPV es fácil de utilizar y muy intuitivo, por lo que puede ser usado por cualquier trabajador de la empresa. Además, la mayoría de los TPV son táctiles y se pueden integrar con otros dispositivos, como un ordenador o una tablet.
¿En qué consiste un TPV?
El TPV es un software que permite a las empresas tramitar mediante tarjeta bancaria el cobro a un cliente. A través de un datáfono, el comercio establece conexión con el centro de pago del cliente, confirmando en apenas unos segundos que la tarjeta es válida y que cuenta con la capacidad suficiente como para que se pueda ejecutar la transacción comercial.
¿Por qué debe contar mi empresa con un TPV?
Entre los principales beneficios para un negocio de contar con un TPV destacan:
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Gestión contable. Un TPV permite llevar un mayor control de la situación de todos los productos con los que cuenta una empresa. Además, cuando se efectúa una venta, se registra contablemente de manera automática cada transacción, emitiendo un ticket para el cliente.
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Registro permanente. En un TPV es posible almacenar un archivo histórico de información sobre cada producto de la empresa, de modo que sea posible conocer, por ejemplo, cuántas unidades existen en el almacén o qué características están asociadas a cada producto.
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Cierre de caja. La contabilización de las salidas y entradas de dinero en un negocio se registran en el TPV, de manera automática y evitando los errores que se derivarían de una gestión manual. De este modo, es posible localizar con mayor facilidad cualquier venta que se haya realizado en muy poco tiempo.
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Atención al cliente. Existen TPV que incluyen programas de descuentos y de fidelización para los clientes. Incluso, existen algunos personalizados a la realidad de un sector determinado, lo que contribuye a ofrecer un servicio de mayor valor añadido para los usuarios.
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Devoluciones. A la hora de efectuar una devolución, el TPV permite identificar de manera automática tanto el cargo que se efectuó como los productos que se ven afectados, reduciendo el tiempo que debe destinar el profesional a este cometido.
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Digitalización. El uso de un TPV promueve la digitalización dentro de cualquier empresa, gracias a que se puede integrar con otros dispositivos, como un ordenador o una tablet. Desde el punto de vista del trabajador, un TPV es fácil de utilizar y muy intuitivo.
¿Cómo adquirir un TPV para mi negocio?
Para acceder a un TPV, una empresa puede recurrir a un procesador de pagos o alquilarlo a través de su banco. Por regla general, los negocios suelen utilizar esta segunda vía, ya que apoyarse en la entidad bancaria les aporta una serie de ventajas a tener en cuenta:
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Más barato. Adquirir un TPV suele ser bastante caro, por lo que alquilarlo a través del banco es una opción más interesante desde el punto de vista económico.
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Mayor variedad. El banco ofrece a las empresas un catálogo amplio de posibles TPV, cada uno con sus características y utilidades diferenciadas.
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Actualización tecnológica. Las empresas que alquilan un TPV a través del banco pueden cambiarlo periódicamente por un modelo más moderno y con un portfolio de servicios mayor.
Para solicitar un TPV al caso, en el caso de Banco Sabadell, si ya eres cliente, simplemente tienes que encontrar el modelo que crees que mejor encaja en tu negocio en la página web de TPV y seguir las indicaciones para alquilarlo.
¿Qué tipo de TPV encaja mejor con mi negocio?
Dentro de los TPV que se comercializan los hay de diferentes tipos:
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Clásicos. Constan simplemente de un código de barras y de un datáfono.
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Inalámbricos. A través de una conexión wifi, posibilitan una conexión entre datáfono y tarjeta bancaria que no precisa cables, normalmente dentro de un local comercial.
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Móviles. Requieren sólo acercar la tarjeta bancaria al datáfono para efectuar un pago contactless.
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Virtuales. Efectúan las operaciones comerciales por medio de una pasarela de pagos.
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Smart. Integran la tecnología de los TPV móviles y virtuales junto a otras utilidades, como poder enviar el ticket por e-mail, WhatsApp o código QR; o conectividad wifi y 4G. Conoce la oferta de TPV Smart de Banco Sabadell y combínalos para gestionar tus cobros de forma fácil, rápida y sencilla.
Los TPV Smart ofrecen una serie de ventajas extra a las empresas, entre las que cabe destacar además de facilitar los pagos de los clientes:
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Disponer de un proceso de instalación simple y completamente gratuito.
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Cobrar a los clientes de forma rápida y completamente segura, pudiendo confirmar cualquier transacción en el momento en el que se efectúa.
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Coste operativo reducido.
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Permitir a los clientes pagar con casi cualquier tarjeta bancaria, así como a través de cualquier wallet del mercado.
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Favorecer que la empresa no pierda ninguna venta.
Fotografía de Blake Wisz en Unsplash