Generar unos intereses conocidos de antemano por dejar parte de nuestro dinero en el banco durante un periodo de tiempo determinado. Este es el objetivo principal de un depósito a plazo fijo. A continuación, te explicamos qué es un depósito a plazo y las ventajas que ofrece.
¿En qué consiste un depósito a plazo fijo?
Un depósito a plazo fijo es un producto bancario que permite al titular generar unos intereses por permitir que el banco guarde parte de su dinero durante un periodo de tiempo concreto. Tanto el tipo de interés como el plazo temporal se pactan previamente entre el cliente y la entidad. Es decir que, un depósito a plazo fijo es una solución de ahorro que permite a quien lo contrata obtener unos intereses conocidos de antemano. Normalmente, los intereses que genera el depósito a plazo fijo se liquidan en la cuenta bancaria del titular.
Los depósitos a plazo fijo están cubiertos por el Fondo de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito (FGD), hasta un límite de 100.000 euros por depositante y entidad.
¿Cómo se determina el tipo de interés de un depósito a plazo fijo?
El interés que ofrece un depósito a plazo fijo depende de dos elementos principales:
- La situación del mercado.
- La estrategia del banco para captar nuevos fondos.
Para conocer la retribución que recibe el titular de un depósito a plazo fijo por su dinero hay que conocer la Tasa Anual Equivalente (TAE), que incluye la compensación que ofrece el banco por el depósito (que, formalmente, se denomina Tipo de Interés Nominal -TIN-) junto a los gastos y las comisiones asociados. A través de la TAE es posible comparar la rentabilidad que ofrecen diferentes depósitos a plazo fijo para elegir aquel que mejor se ajuste a las necesidades del ahorrador.
Ventajas de un depósito a plazo fijo
Entre las principales ventajas de un depósito a plazo fijo se encuentran:
- Seguridad. Es un producto de bajo riesgo que está protegido por el FGD.
- Rentabilidad. La rentabilidad se conoce de antemano.
- Accesibilidad. Es fácil de contratar.
- Estabilidad. Habitualmente, cuanto más tiempo dure un depósito a plazo fijo, la rentabilidad que suele obtener el titular es mayor.
Además de estas ventajas, es importante señalar que, en momentos de crisis, un depósito a plazo fijo puede convertirse en un buen refugio.
También hay que tener en cuenta que, en caso de cancelación anticipada, es posible que el banco cobre una penalización o comisión, aunque en ningún caso ésta puede exceder del importe total de los intereses brutos devengados desde el inicio de la imposición hasta la fecha de la cancelación.
Fiscalidad de un depósito a plazo fijo
En un depósito a plazo fijo sólo tributan en la Declaración de la Renta los intereses generados como rendimientos del capital según las ganancias que se logren, en una horquilla que va del 19% al 28% (del 19% hasta 6.000 euros; del 21% entre 6.000 y 50.000 euros; del 23% para cantidades que superen los 50.000 euros hasta los 200.000 euros; entre los 200.000 y los 300.000 euros se aplica un tipo del 27%; mientras que, a partir de 300.000 euros, el tipo es del 28%). De manera automática, Hacienda se queda siempre con el 19% en el mismo momento de percibir los intereses, que luego se ajusta anualmente a través de la Declaración.
Además, los depósitos bancarios están sujetos al pago del Impuesto sobre el Patrimonio, siempre que la base liquidable del contribuyente sea superior a los 700.000 euros, excluida la vivienda habitual hasta 300.000 euros. Algunas comunidades autónomas tienen otros límites distintos mientras que en otras el pago del Impuesto sobre el Patrimonio está exento.
Fotografía de Micheile Henderson en Unsplash.