El estado de ánimo y las emociones pueden afectar a las decisiones financieras que toman las personas. Es decir, cuando se gestionan las inversiones no siempre se realizan elecciones de un modo racional, sino que puede influir el estado de ánimo que se tenga en cada momento. La psicología financiera trata de analizar este tipo de comportamientos para procurar mejorar la toma de decisiones, de manera que se evite actuar impulsivamente con el riesgo que eso puede conllevar para el patrimonio personal. A continuación, explicamos en qué consiste la psicología financiera y cómo utilizarla para mejorar la gestión de las inversiones.
La psicología financiera (o behavioral finance, en inglés) es una rama de la economía que analiza cómo las emociones afectan a las decisiones financieras. Esta disciplina demuestra que muchas decisiones no son racionales, sino que están influenciadas por sesgos emocionales y subjetivos.
Uno de los principios clave es que el cerebro humano prioriza la supervivencia, lo que en el ámbito financiero se traduce en reacciones impulsivas ante caídas en los mercados como, por ejemplo, vender activos por miedo a perder más dinero. Este sesgo emocional puede llevar a tomar decisiones que acaben afectando de forma negativa a las finanzas personales.
Además, las emociones de una persona a la hora de invertir también pueden verse influenciadas por el entorno. La opinión de familiares o amigos pueden desviar la intención inicial, y tomar decisiones menos racionales con posibles consecuencias económicas.
Emociones como la ansiedad, la euforia o el miedo juegan un papel clave en cómo se gestiona el ahorro y el gasto. La psicología financiera estudia emociones como:
Exceso de confianza. El exceso de confianza hace que una persona crea que toma las mejores decisiones financieras sin necesidad de analizar o de contar con asesoramiento. Esta situación puede inducir a errores como, por ejemplo, una persona evita elaborar un presupuesto pensando que controla bien sus finanzas y subestima su nivel de gasto mensual, cuando en realidad sus compras diarias suman más de lo que ingresa.
Entre las principales estrategias para mejorar la gestión del presupuesto desde la óptica de la psicología financiera, es posible destacar:
Poner en práctica estas estrategias permite mejorar la gestión del presupuesto personal, evitar decisiones basadas en las emociones y fortalecer la estabilidad financiera. Con este enfoque basado en la psicología financiera, una persona puede llevar a cabo hábitos que favorezcan el crecimiento del patrimonio y mejorar la gestión de las finanzas personales.
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