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Cuentas y tarjetas

CVV de la tarjeta bancaria: qué es, para qué sirve y dónde encontrarlo

Banco Sabadell, Publicidad - 04/03/2025
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El código CVV es una serie de números que suele aparecer en el reverso de una tarjeta de crédito o de débito, como mecanismo de seguridad para operaciones en las que no se usa físicamente la tarjeta, como por ejemplo, una compra online. Además del CVV, una tarjeta bancaria incorpora otros elementos de seguridad destinados a garantizar la tranquilidad del usuario en sus operaciones financieras. A continuación, explicamos en qué consiste el CVV de una tarjeta y para qué sirve.

¿Qué es el CVV y por qué es importante en los pagos con tarjeta?

El Card Verification Value (CVV) es un código de entre tres y cuatro dígitos que aparece en las tarjetas bancarias como sistema de seguridad para las compras online o las que se realizan a través del teléfono. La principal razón de solicitar este código para completar estas transacciones es evitar fraudes o cualquier delito relacionado con el robo de identidad.

Por regla general, en cualquier tarjeta bancaria existen dos tipos de CVV, uno que va encriptado en la banda magnética y que leen los Terminales de Punto de Venta (TPV) al realizar un pago o una devolución; y otro escrito en el reverso de la tarjeta y que, habitualmente, se solicita al realizar una compra por Internet.

Además del CVV, existen otros elementos en una tarjeta destinados a aumentar el nivel de seguridad:

  • Primary Account Number (PAN). Son los números (entre 12 y 19) que aparecen en grande en la tarjeta bancaria y que también suelen pedirse para realizar una compra online.
  • PIN de la tarjeta bancaria. Es el número de seguridad de la tarjeta, compuesto habitualmente por cuatro dígitos. 
  • Chip. Es un componente metálico que incorpora la tarjeta y que permite que el datáfono la reconozca.
  • Firma digital. Es posible vincular cualquier operación digital con la tarjeta bancaria a la firma digital, lo que permite añadir un nivel extra de seguridad.

Diferencia entre CVV, CVC y CSC

Existen tarjetas bancarias que utilizan un CVV, un Card Security Code (CSC) o un Card Verification Code (CVC), pero su misión es la misma. Es decir, todos son códigos de seguridad para poder validar las compras online sin la presencia física de la tarjeta. 

¿Dónde se encuentra el CVV en una tarjeta bancaria?

El CVV aparece siempre en el reverso de una tarjeta, bien sea una tarjeta de débito o una tarjeta de crédito. El tamaño de sus dígitos, por regla general, es más pequeño que el de los números de la tarjeta que aparecen en su cara.

Desde un punto de vista legal, el CVV no puede aparecer nunca en ninguna factura o documento comercial.

¿Cómo protege el CVV las compras online?

Al solicitar el CVV en una compra online se intenta garantizar que el titular de la tarjeta bancaria la tiene en su poder. Es decir, que sirve para reducir la posibilidad de que pueda suceder un fraude o un uso indebido de la tarjeta por parte de un tercero. Cuando el titular de la tarjeta ingresa el CVV, la entidad emisora comprueba que este número coincida con el que tiene registrado en su sistema. En ese momento, si el código es correcto, se autoriza la transacción; si no lo es, la transacción es rechazada.

¿Por qué no se debe compartir el CVV?

Es importante que sólo el titular de la tarjeta y de la cuenta bancaria tenga acceso al CVV. De este modo, si alguien obtiene el número de una tarjeta bancaria y pretende hacer un uso fraudulento de ella, por ejemplo, intentando llevar a cabo una compra online o por teléfono, al no tener el CVV, le resultará mucho más complicado hacerlo.

Además, en muchas ciberestafas, como ocurre con el phising, es habitual intentar suplantar la identidad de una persona. El CVV de la tarjeta de la víctima puede ayudar a evitar que se produzca un delito económico que tenga consecuencias graves.

Por ello, es importante no facilitar nunca el CVV cuando se esté utilizando físicamente la tarjeta bancaria, ya que un delincuente podría utilizarlo junto a otros datos personales para llevar a cabo algún delito. El CVV sólo debe utilizarse en páginas web de confianza.

Fotografía de Freepik
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Ahorro, inversión y jubilación   - 25/04/2025

5 errores que hay que evitar para disfrutar de la jubilación Banco Sabadell, Publicidad

Planificar la jubilación es clave para poder disfrutar en el futuro de un retiro profesional tranquilo y sin sobresaltos. Para evitar cometer errores que tengan un impacto económico en la jubilación es fundamental realizar una adecuada planificación financiera según los objetivos marcados. A continuación, vamos a analizar algunos de los errores más habituales que se deben evitar para disfrutar de una jubilación tranquila y satisfactoria.

¿Cuáles son los errores que conviene evitar para disfrutar de la jubilación?

Realizar una adecuada planificación de la jubilación es clave para garantizar la estabilidad financiera del futuro. Algunos errores comunes son no empezar a ahorrar a tiempo o no diversificar ingresos. Aquí algunos ejemplos: 

1. No planificar financieramente la jubilación

Los expertos recomiendan empezar a ahorrar y a invertir de manera constante lo antes posible, ya que de este modo se contará con un mayor margen de tiempo para favorecer el ahorro para la jubilación. Además, se suele recomendar diversificar las fuentes de ingreso, combinando el ahorro con otros productos con los que intentar obtener rentabilidad, como por ejemplo, los planes de pensiones.

No planificar financieramente la jubilación puede ocasionar una mayor dificultad para que una persona pueda mantener su nivel de vida una vez afronte el retiro profesional. Además, es posible que esto provoque que tenga que reducir algunos de sus gastos o que, en el peor de los gastos, tenga que desprenderse de parte de su patrimonio.

2. Comenzar a ahorrar tarde

Es frecuente que se empiece a ahorrar demasiado tarde pensando que la jubilación queda muy lejos. La experiencia dice que cuanto antes se comience, mayor será el colchón y menores las preocupaciones que nos persigan o puedan surgir en un retiro que, ante todo, debería ser calmado. Existen diferentes productos de ahorro diseñados de manera específica para planificar económicamente la jubilación.

Preparar económicamente la jubilación cuanto antes permite ahorrar poco a poco y con constancia, a través de aportaciones periódicas. Además, ofrece un mayor margen de tiempo para poder utilizar el ‘poder’ del interés compuesto, es decir, de generar intereses a través de la inversión de las plusvalías que se generen. Finalmente, también aporta al ahorrador un mayor margen para diversificar en diferentes productos de inversión, como depósitos o fondos de inversión.

3. No tener en cuenta la inflación

La inflación puede erosionar el poder adquisitivo de los ahorros, sobre todo en el largo plazo, por lo que no considerar la tasa de inflación al planificar la jubilación puede hacer que, en el futuro, el dinero ahorrado haya perdido valor si no se ha hecho nada con él. Existen productos financieros que suelen replicar mejor a largo plazo el comportamiento de la inflación, como los fondos de inversión, así como la propia inversión en acciones.

Tradicionalmente, los precios en el sector inmobiliario también han sabido recoger el aumento de la inflación con el paso del tiempo, por lo que puede ser una buena decisión invertir en la compra de una vivienda y financiarla a través de una hipoteca pensando en complementar económicamente la jubilación el día de mañana.

4. No pensar en las distintas etapas de la vida para adaptar el plan de ahorro

La capacidad de ahorro de una persona cambia a lo largo de su vida en virtud de cómo evolucionan sus ingresos y, también, sus gastos. Por ello, es oportuno que las perspectivas de ahorro de cara a la jubilación se adapten a cada situación personal, sin perder de vista los objetivos económicos marcados para el largo plazo.

Por regla general, una vez se entra en el mundo laboral las personas afrontan diferentes etapas desde el punto de vista financiero:

  • Inicial hasta los 30 a 35 años. Los ingresos suelen ser bajos, aunque a medida que el salario crece estos aumentan. Por el contrario, los gastos también se estabilizan ya que la persona acaba de emanciparse y habitualmente vive sola.
  • Desde los 35 hasta los 55 años. Es una etapa clave ya que es frecuente que sea el momento de decidir la adquisición de una vivienda y formar una familia. La mayor parte de los gastos se destinarán tanto a cubrir las necesidades de la economía doméstica como a abonar las cuotas del préstamo hipotecario.
  • Desde los 55 años hasta la jubilación. Es la etapa de la consolidación profesional. Los ingresos se han estabilizado y el volumen de gastos se reduce, en ocasiones, sensiblemente, debido a que los hijos se emancipan. Es probable que se incremente el nivel de ahorro de manera relevante, teniendo presente que el retiro profesional está cercano.

5. No contar con los gastos de salud

A medida que se envejece, los gastos relacionados con la salud tienden a aumentar. Sin embargo, existen personas que los subestiman, es decir, que no tienen en cuenta el coste de los tratamientos médicos, los medicamentos o de la posible necesidad de asistencia o cuidado a largo plazo. Todos ellos pueden suponer un gasto significativo que no sea posible cubrir con el ingreso de la pensión de jubilación.

Además, es importante considerar tener un seguro de salud adecuado y, si es posible, contar con un fondo especial para gastos médicos. También puede ser una buena idea llevar un estilo de vida saludable, hacer chequeos regulares y mantenerse activo físicamente. Dejar estos aspectos al azar puede generar una gran incertidumbre y estrés durante la jubilación.

Fotografía de Vlad Sargu en Unsplash


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