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Empresas

9 formas de mejorar la productividad en la empresa

José Trecet - Thu Jan 27 16:51:25 CET 2022
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Aumentar la productividad es posible con la implementación de distintas medidas que generen un impacto positivo en el capital humano.

Mejorar la productividad tiene una serie de efectos positivos para una empresa. Se optimizan mejor los recursos, se reducen los costes operacionales, se produce un impacto positivo en la rentabilidad y se incrementa la competitividad operativa de la compañía. Sin embargo, en España, el tamaño de la mayoría de las empresas es muy pequeño, lo que lastra las opciones de incrementar su productividad en el corto plazo.

De hecho, según los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la productividad por hora trabajada en España tiene un valor de 58,1 dólares, casi un punto por encima de la media de la Unión Europea (UE), pero muy por debajo de las grandes economías del continente, como el Reino Unido (64,3 dólares), Alemania (74,2 dólares) o Francia (77,2 dólares).

Aunque el tamaño de la empresa influye, existen fórmulas para mejorar la productividad:

1. Formar a los empleados

Mantener a los trabajadores comprometidos y fidelizados con la empresa hace que sean más eficientes. Para lograrlo, conviene destinar mayores recursos para su formación, de modo que se incremente su motivación y su capacitación. Esta capacitación puede ser técnica, de actualización de conocimientos, o ir más allá para desarrollar las llamadas soft skills, como la comunicación o el trabajo en equipo.

Así, los empleados estarán más identificados con la empresa y tendrán la sensación de mejorar profesionalmente. De hecho, según un informe realizado por Qualtrics, los tres elementos principales que llevan a los trabajadores a no cambiar de compañía son, por este orden, tener unas expectativas claras sobre su desarrollo profesional en la empresa, contar con un bienestar físico y emocional en el entorno laboral y que la entidad lleve a cabo políticas internas que sean transparentes.

2. Invertir en tecnología

La inversión en tecnología permite sistematizar procesos de trabajo, principalmente de carácter administrativo. De hecho, se automatizan ciertas tareas y se reduce la carga de trabajo de los equipos, que pueden dedicar más tiempo a acciones que generan un mayor valor añadido.

Entre los cambios más habituales para mejorar la capacidad tecnológica de una empresa están el apostar por el cloud computing y trasladar los archivos a la Nube, modificar el sistema operativo de los equipos o introducir el ​​customer relationship management (CRM) y el enterprise resource planning (ERP) en las labores de gestión. A través de la tecnología, una compañía no solo será más rápida en sus tiempos de ejecución sino también más productiva.

3. Trabajar en tramos de no más de 90 minutos

Según un estudio de la Universidad de Florida, las personas más productivas trabajan en intervalos de 90 minutos y durante no más de 4,5 horas al día. Es posible trasladar este método a la empresa y establecer descansos programados. Se puede implantar la técnica Pomodoro, que divide el tiempo en franjas de 25 minutos con pequeños descansos entre cada tramo. Actualmente, existen apps que contribuyen a administrar mejor el tiempo y poner en práctica cualquiera de estos dos métodos como Focus Keeper, Tomato Timers o Focus Booster.

4. Mejorar la comunicación interna

La productividad de una empresa está íntimamente ligada a la motivación de sus empleados pero, también, a la eficiencia de la comunicación interna. Según los datos de Staffbase, una comunicación interna eficaz aumenta un 36% el rendimiento en la empresa y un 40% la satisfacción de los clientes.

Tener en cuenta la opinión del equipo y facilitarle canales efectivos de comunicación con los directivos son elementos clave para incrementar el grado de compromiso y de fidelidad de la plantilla. Herramientas como Slack o Twist han ganado protagonismo tras la situación derivada de la pandemia y el aumento del teletrabajo, ya que ayudan a solventar los problemas de comunicación interna y a tener a todos los trabajadores conectados.

5. Apostar por desarrollar el trabajo en equipo

El trabajo en equipo favorece la motivación, estimula la creatividad e incrementa el sentimiento de pertenencia a una organización. Además, facilita el cumplimiento de los objetivos y potencia las habilidades sociales de los empleados.

Según la Universidad Icesi de Colombia, trabajar en equipo aumenta un 40% la productividad dentro de la empresa. Para lograrlo, es posible apoyarse en apps como Trello o Basecamp, que sirven para organizar los procesos y los flujos de trabajo.

6. Limitar las reuniones

Las reuniones suponen el 15% de la jornada laboral y pocas veces son todo lo productivas que deberían. Tal y como señala Alejandro Montealegre, director de MRC International People Training, en el webinar ‘Comunicación efectiva: confianza e influencia, organizado a través de HUB Empresa de Banco Sabadell, es clave definir el objetivo de la sesión antes de empezar, así como preparar un guion y adjuntarlo a la convocatoria con los puntos que se van a tratar. Además, este experto recuerda que “el tiempo máximo que dura la atención de los participantes es de 20 minutos”.

Entre los problemas más habituales en las reuniones a distancia están los errores técnicos o el tiempo que tardan los asistentes en conectarse. En cambio, en las reuniones físicas, el error más repetido es no llevar debidamente preparado el encuentro.

Además, es recomendable limitar el tiempo de las reuniones a un máximo de 40 minutos para cuestiones importantes y a 15 minutos para las actualizaciones de estado de los proyectos.

7. Mayor flexibilidad laboral

Cada vez más los empleados valoran la flexibilidad en sus modelos de trabajo. Un experimento en Suecia demostró que los trabajadores son igual o más productivos en jornadas de seis horas y lo mismo sucede al reducir a cuatro los días laborales de la semana. De hecho, según un informe de la consultora Omdia, el crecimiento del teletrabajo ha supuesto un incremento de la productividad para el 68% de las compañías que han apostado por este modelo.

En este sentido, desde recursos humanos es fundamental tener en cuenta que la implantación de modelos híbridos de trabajo facilita la conciliación de los empleados mientras se fomenta una sinergia positiva del contacto diario entre los equipos.

8. Otorgar más autonomía a los empleados

Las personas trabajan mejor cuando tienen autonomía y saben cuáles son sus objetivos. Una buena fórmula para mejorar la productividad es aprovechar el efecto Pigmalión: establecer metas para los empleados y después darles autonomía para alcanzarlas. Este efecto hace referencia a la capacidad de influir en el rendimiento de otra persona según la creencia que se tenga en ella. Por ejemplo, un empleado al que siempre se le alaba y se le dice lo bien que hace su trabajo es más fácil que termine teniendo un mejor desempeño.

9. Trabajar felices

Un empleado motivado e identificado con la empresa siempre rinde más. Según Shawn Achor, las compañías con trabajadores felices son un 31% más productivas y sus ventas crecen un 37%. Además, un estudio de Gallup destaca que en las organizaciones con empleados felices la rotación laboral es un 51% menor y la retención de talento un 44% mayor.

Una de las vías para mantener e incrementar esta motivación es a través de la retribución flexible, un sistema que permite ofrecer a toda o parte de la plantilla la opción de decidir cómo quiere cobrar su sueldo. Así, los empleados pueden obtener una parte en efectivo y otra a través de productos o de servicios que contratan gracias a la empresa, como, por ejemplo, un plan de jubilación colectivo, tarjetas de transporte, cheques restaurante o de guardería, seguros de salud privados o programas de formación. Desde el punto de vista fiscal, el trabajador incrementa su poder adquisitivo sin incurrir en costes para la empresa. Además, los empleados sienten que la compañía se preocupa por sus necesidades y bienestar, lo que aumenta la fidelización y la captación de talento.

Para implementar la retribución flexible en una empresa, independientemente del tamaño o del sector, esta puede optar por soluciones digitales, como Sabadell Flex Empresa, que facilita a las organizaciones ofrecer planes de retribución flexible.

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Fotografía de Fauxels de Pexels

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Hipoteca verde: ¿cómo funciona y cómo se solicita una hipoteca “eco”? Carlos S. Ponz

Una hipoteca verde se diferencia del resto de préstamos hipotecarios en que requiere que la vivienda a la que financia cumpla con una serie de criterios de sostenibilidad y de eficiencia energética. Te contamos todo sobre las hipotecas verdes a continuación. 

¿Qué es una hipoteca verde o ecológica?

Una hipoteca verde o ecológica es un préstamo hipotecario que permite financiar la adquisición de una vivienda que cumple con unos determinados criterios de eficiencia energética y sostenibilidad ambiental. 

Entre las ventajas que aporta una vivienda así cabe destacar:

  • Menor gasto en electricidad, promoviendo el ahorro a largo plazo.

  • Mayor valor de la vivienda en el mercado.

  • Posibles beneficios fiscales, según la legislación vigente.

  • Cumplimiento con la normativa existente en materia de sostenibilidad.

  • Contribuir a la preservación del planeta.

Principales características de las hipotecas verdes

Las hipotecas verdes tienen una serie de características que las diferencian de las hipotecas tradicionales, como son:

  • Financiar viviendas que cumplen con unos estándares de eficiencia energética, como mejores aislamientos en la vivienda, un sistema de calefacción más eficiente o el uso de paneles solares para el autoconsumo.

  • Promover una serie de certificaciones oficiales que acrediten que el inmueble cumple con unos determinados estándares medioambientales.

  • Poder optar, según el caso, a unas condiciones más favorables, como contar con una tasación elevada asociada a un buen porcentaje de financiación.

¿Cómo funciona una hipoteca verde?

Desde el punto de vista de su titular, una hipoteca verde funciona igual que una hipoteca tradicional, ya que hay que abonar unas cuotas periódicas a través de las que se va devolviendo parte del capital prestado y de los intereses. Normalmente, una hipoteca cubre hasta un máximo del 80% del precio de la compraventa o del valor de la tasación del inmueble (el menor de los dos). La cuota mensual que abona el titular no debe superar el 35% de sus ingresos totales para no sobrepasar su capacidad de endeudamiento.

¿Cómo tramitar una hipoteca “eco”?

Tramitar una hipoteca verde es un proceso que no difiere en gran medida de solicitar una hipoteca tradicional, por lo que es importante prestar atención a las cosas que tienes que saber antes de pedir una hipoteca. Con todo, hay que tener presente que sí que se exigen unos requisitos diferentes.  

Requisitos que debe cumplir el solicitante

Para solicitar una hipoteca verde hay que cumplir con una serie de requisitos específicos, como pueden ser:

  • Aislamiento térmico de alta calidad en paredes, techos y ventanas.

  • Sistemas de iluminación LED.

  • Sistemas de calefacción y agua caliente eficientes.

  • Electrodomésticos con etiquetado A ó B.

  • Uso de energías renovables, por ejemplo, a través de paneles solares o de aerogeneradores.

Aunque independientemente de si se cumplen estos requisitos o no, lo recomendable es ponerse en contacto con el banco para solicitar asesoramiento sobre el tipo de hipoteca más recomendable según cada caso. El banco realizará entonces un estudio para analizar la solvencia del solicitante, teniendo en cuenta, entre otros factores, que:

  • No hay que destinar más del 35% de los ingresos mensuales al pago de la cuota hipotecaria.

  • Contar con una cantidad ahorrada de, como mínimo, el 20% del precio total de la vivienda.

  • Disponer de entre el 10% y el 15% del valor total para los gastos asociados a la compra de la vivienda (la notaría, los impuestos y los gastos de la hipoteca, entre los que están la tasación de la vivienda y la comisión de apertura. Banco Sabadell no aplica en la actualidad esta comisión a sus hipotecas).

Proceso de tramitación

Junto a la petición al banco, el solicitante debe entregar: 

  • Documento Nacional de Identidad (DNI) o Número de Identificación Fiscal (NIF).

  • Histórico de la vida laboral.

  • Justificante del precio de compraventa de la vivienda.

  • Las dos últimas nóminas.

  • La declaración de la Renta (si es trabajador por cuenta ajena) o, si es profesional autónomo, la declaración de la renta de los dos últimos ejercicios, los pagos trimestrales del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) del año en curso y los recibos de pago a la Seguridad Social más recientes.

Si el banco, una vez analizada la solicitud, decide ir hacia adelante enviará al solicitante la Ficha de Información Precontractual (FIPRE) que, aunque tiene carácter meramente informativo, incluye las características básicas de la hipoteca y del tipo de interés, ya sea fijo, mixto o variable

Si la persona interesada en suscribir la hipoteca quiere continuar con el proceso de solicitud de la hipoteca tras analizar la FIPRE, el banco preparará la Ficha Europea de Información Normalizada (FEIN), que sí que tiene carácter vinculante. También recibirá la Ficha de Advertencias Estandarizadas (FiAE), en la que, entre otra información, se reflejan las consecuencias legales si se produce un incumplimiento del contrato.

Alternativas a una hipoteca verde

Además de las hipotecas verdes también existen los préstamos verdes, que son préstamos que se destinan a financiar iniciativas sostenibles que tengan un impacto positivo en el medio ambiente. 

Hay que tener en cuenta que, al igual que los préstamos convencionales, los préstamos verdes suelen ser de una cuantía menor que las hipotecas, pero si lo que quieres es, por ejemplo, hacer una reforma para mejorar la eficiencia y la sostenibilidad de tu vivienda, puedes optar por este tipo de préstamos. 

Fotografía de Freepik


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Inscribir una vivienda en el Registro de la Propiedad: ¿cómo hacerlo? Carlos S. Ponz

Entre los trámites que conviene realizar al comprar una casa está el de su inscripción en el Registro de la Propiedad de la vivienda. Algo que, aunque en principio no es obligatorio, es clave para, entre otras cosas, dejar constancia sobre si el inmueble soporta alguna carga. A continuación, te explicamos por qué es importante inscribir una vivienda en el Registro de la Propiedad y los pasos que hay que seguir para hacerlo.

¿Qué es el Registro de la Propiedad? 

El Registro de la Propiedad es una institución del Estado que tiene entre sus cometidos el de recoger oficialmente cualquier inscripción, contrato o resolución judicial o administrativa que afecte a una propiedad inmobiliaria. Por ejemplo, cuando se produce una compraventa de una vivienda, permite inscribir información relativa a quién es el propietario y los derechos y cargas que recaen sobre ella. 

Una de las finalidades más importantes del Registro de la Propiedad es dar seguridad a las operaciones que se realizan en el mercado inmobiliario, ya que al estar registradas se da como cierto lo que dice el Registro. Es decir, que no otorga la titularidad sobre un inmueble, pero sí la hace pública.

¿Cómo se registra una vivienda en el Registro de la Propiedad? 

Documentación necesaria para inscribir una vivienda en el Registro de la Propiedad

Antes de realizar la inscripción de una vivienda en el Registro de la Propiedad, es importante que el propietario reúna la siguiente documentación:

  • Copia autorizada de la escritura pública de la compraventa firmada por el notario.
  • Liquidación de los impuestos correspondientes a la compraventa del inmueble, para demostrar que está libre de cargas.
  • Acreditación de la comunicación de la transmisión al Ayuntamiento.
  • Recibo más reciente del impuesto sobre bienes inmuebles (IBI).

Con esta documentación, ya es posible acudir a la oficina del Registro de la Propiedad para inscribir la vivienda. Este trámite conlleva un coste económico y se puede realizar personalmente o delegarlo en una gestoría.

Los expertos del Registro de la Propiedad analizarán toda la documentación que ha presentado el propietario y, en un plazo máximo de 15 días hábiles, confirmará el cambio en el derecho de propiedad del inmueble.

¿Es obligatorio inscribir una vivienda en el Registro de la Propiedad?

La inscripción de los inmuebles en el Registro es voluntaria, pero al hacerlo se obtiene una mayor seguridad jurídica en las operaciones. Sólo es de obligatorio cumplimiento en el caso de querer solicitar una hipoteca, ya que el banco requiere el registro del inmueble dado que es la única garantía del préstamo hipotecario.

¿Cuánto tiempo tengo para inscribir una vivienda en el Registro de la Propiedad? 

Al ser un trámite opcional, el propietario puede inscribir su vivienda en el Registro de la Propiedad cuando desee o, directamente, no hacerlo. Eso sí, a la hora de solicitar una hipoteca para financiar la compra del inmueble, es obligatorio realizar la inscripción en el Registro para formalizar la hipoteca. Este gasto es uno de los que corresponde al banco, de acuerdo a la Ley Hipotecaria de 2019.

¿Cuánto cuesta inscribir una vivienda?

El coste de inscribir una vivienda en el Registro de la Propiedad suele rondar entre los 50 y los 300 euros, ya que se calcula en función de un porcentaje del valor del inmueble (entre el 0,05% y el 0,20% del precio de compraventa). 

Fotografía de Freepik

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Ahorro, inversión y jubilación   - 22/11/2024

Así puedes calcular cómo será tu pensión de jubilación Carlos S. Ponz

Calcular la pensión de jubilación que una persona recibirá al retirarse es clave para conocer si podrá mantener su nivel de vida o si será necesario complementarla con algunos productos destinados al ahorro como, por ejemplo, un plan de pensiones. Para ello existen dos elementos clave: su salario y el número de años que haya cotizado a la Seguridad Social. A continuación, te explicamos cómo utilizarlos para saber la cuantía de tu pensión de jubilación.

¿Cómo calcular la pensión de jubilación?

A través del salario es posible determinar la base reguladora de una pensión de jubilación. La base reguladora de la pensión es el mecanismo que se utiliza legalmente para estimar la cuantía económica que tendrá una pensión de jubilación en el futuro. ¿Cómo calcular la base reguladora?  Hay que sumar las últimas 300 cotizaciones a la Seguridad Social de una persona (que son las cotizaciones de los últimos 25 años) y dividir el resultado entre 350.

A continuación, hay que aplicar un porcentaje de ajuste a la pensión de jubilación que se corresponde con los años cotizados. Hasta el año 2026, es necesario haber cotizado 36 años y 6 meses como mínimo para tener derecho a percibir el 100% de la base reguladora de la pensión. Si no se alcanza ese mínimo, los derechos de acceso quedan así:

  • Los primeros 15 años de cotización dan derecho al 50 % de la base reguladora.
  • Desde ese momento, por cada mes adicional cotizado durante los primeros 49 meses, al 50% anterior se añadirá un 0,21%.
  • A partir del mes 50, para cada uno de los meses siguientes, se le añadirá un 0,19%.

Tabla para calcular la pensión según los años cotizados

En 2024, esta es la tabla para calcular la pensión de jubilación según los años cotizados:

  • 15 años cotizados: 50% de la base reguladora.
  • 16 años cotizados: 52,52% de la base reguladora.
  • 17 años cotizados: 55,04% de la base reguladora.
  • 18 años cotizados: 57,56% de la base reguladora.
  • 19 años cotizados: 60,08% de la base reguladora.
  • 20 años cotizados: 62,38% de la base reguladora.
  • 21 años cotizados: 64,66% de la base reguladora.
  • 22 años cotizados: 66,94% de la base reguladora.
  • 23 años cotizados: 69,22% de la base reguladora.
  • 24 años cotizados: 71,50% de la base reguladora.
  • 25 años cotizados: 73,78% de la base reguladora.
  • 26 años cotizados: 76,06% de la base reguladora.
  • 27 años cotizados: 78,34% de la base reguladora.
  • 28 años cotizados: 80,62% de la base reguladora.
  • 29 años cotizados: 82,90% de la base reguladora.
  • 30 años cotizados: 85,18% de la base reguladora.
  • 31 años cotizados: 87,46% de la base reguladora.
  • 32 años cotizados: 89,74% de la base reguladora.
  • 33 años cotizados: 92,02% de la base reguladora.
  • 34 años cotizados: 94,30% de la base reguladora.
  • 35 años cotizados: 96,58% de la base reguladora.
  • 36 años y 6 meses o más cotizados: 100% de la base reguladora

Ejemplo para calcular la pensión

José ha trabajado durante 35 años. Su salario promedio durante los últimos 25 años ha sido de 2.000 euros, por lo que el cálculo de su base reguladora es:

(2.000 x 300) / 350 = 1.714,28 euros.

Sobre esta cifra hay que realizar la correspondiente reducción teniendo en cuenta que le quedaría un año y seis meses para alcanzar los 36 años y seis meses que le permitirían recibir el 100% de su base reguladora. A José habría que aplicarle entonces un coeficiente del 96,58%. De este modo, su pensión de jubilación final sería:

(1,714,28 x 96,58) / 100 = 1.655,65 euros.

Aunque en 2024 la edad legal para la jubilación ordinaria es de 66 años y seis meses, en 2025 se situará en 66 años y ocho meses, y en 2027 llegará hasta los 67 años. Para todos estos años, es necesario haber cotizado, al menos, 15 años para optar a una pensión pública de jubilación, dos de ellos comprendidos dentro de los 15 años previos a la jubilación.

Opciones para complementar la pensión de jubilación

Aunque para intentar favorecer el ahorro para la jubilación, el producto más conocido suele ser el plan de pensiones individual, existen otros que también están destinados a ese fin, como por ejemplo:

Cada uno de ellos tiene sus peculiaridades y ofrece una deducción fiscal diferente, por lo que antes de contratarlos lo más oportuno es solicitar asesoramiento profesional.

Fotografía de Antoine Dautry en Unsplash

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